Organizar una bautizo, una comunión y, sobre todo una boda, exige mucho tiempo y esfuerzo que se ve recompensado cuando, a toro pasado, vemos que todo ha sucedido tal y como teníamos planeado o incluso mejor. Algo que no es para nada sencillo.
En busca de la mejor organización de boda, comunión o bautizo, los profesionales de este tipo de eventos siempre recuerdan a sus clientes una máxima que no deberían olvidar durante ninguna fase de la organización: ellos han sido antes invitados a un bautizo, una comunión o una boda y saben perfectamente qué les cautivó, qué pasó sin pena ni gloria y que consideraron accesorio o, incluso, de un gusto cuestionable.
De ahí que se les suela recordar que, en todo lo que tiene que ver con la experiencia de los invitados, no olviden ponerse en el lugar de esas terceras personas a las que tenemos que lograr involucrar sentimentalmente en un evento que nos gustaría no olvidasen nunca, como seguro les sucede a los que lo protagonizarán.
Más allá del menú y de las actividades que deben incluir estos eventos para conseguir que la experiencia sea completa y no haya margen para el tedio, existe un elemento que se ha venido implementando desde tiempos inmemoriales tanto en nupcias como en primeras comuniones y bautizos que es el detalle o recuerdo de la celebración.
Un obsequio con el que queremos agradecer la presencia el día ‘D’ a la hora ‘H’, pero sobre todo en el día a día de quienes protagonizan una jornada inolvidable. Algo que no es para nada sencillo y que nos obliga a pensar en él, no solo como un mero trámite, sino como una parte importante que trasladará de vuelta a aquel día a todos los que integren la lista de invitados.
Recuerdos de boda, bautizo y comunión originales
Es por eso que están ganando peso dos tipos de recuerdos de boda, bautizo o comunión: aquellos personalizados que conllevan una implicación emocional y aquellos destinados a sacarles partido casi de forma inmediata al ser recibidos por su utilidad y agrado.
En el caso de los primeros encontramos aquellos que recuerdan al niño en las comuniones y los bautizos y a los novios en las bodas, como son fotos, imágenes, figuras, objetos o útiles de todo tipo que recuerdan claramente a quienes los regalan.
En el caso de los segundos hallamos desde productos del día a día como bolígrafos, memorias USB, fulares y todo tipo de complementos con la marca interior o exterior -si es discreta- de la celebración; flores, bonsais o plantaciones de comestibles en miniatura y, cómo no, bebibles como el vino y creaciones caseras como mermeladas caseras, quesos, jamones o dulces de todo tipo.
Tanto unos comos otros, por originales, personalizados o útiles son los mejor valorados por los invitados, según distintas encuestas recientes publicadas en portales personalizados. Si quieres triunfar en tu próxima boda, comunión o bautizo, no lo olvides: el detalle es aquello con lo que recordarán ese día que debería ser inolvidable, también para los invitados.